A cada estación, su verdura: en verano, las berenjenas
Regar es muy importante para la salud y el crecimiento de las plantas del huerto y, en nuestras latitudes, es casi inevitable. Todos los vegetales necesitan agua, aunque en cantidades muy diferentes, y nuestras hortalizas son algunas de las más exigentes, justamente porque han sido seleccionadas por el hombre y desde siempre han crecido con la ayuda del riego. Se trata de una operación crucial para que la cosecha llegue a buen fin y el riesgo más grande no es olvidarse de regar, sino excederse con las cantidades.
El agua es esencial para la vida, incluida la de las plantas. A falta de agua, la actividad del vegetal se bloquea y, si esta falta se prolonga, puede llegar a la muerte del organismo. Por suerte, una planta con unas buenas raíces puede encontrar el agua que necesita en las profundidades e, incluso, conseguirla a través de algún aliado subterráneo, como los hongos micorrizógenos. Un huerto con una vida breve y acostumbrado a los nutrientes al alcance de las raíces no tendrá una estructura lo bastante desarrollada para que sobreviva en condiciones de sequía; por ello, es tarea nuestra conseguir que tenga la cantidad adecuada de H2O que necesita.
¿Cómo? Con la manguera de riego FITT Force sin contaminantes, o con un equipo de gota.
¿Cómo? Con la manguera de riego FITT Force sin contaminantes, o con un equipo de gota.
Qué sucede si a las plantas les falta agua
Las plantas se componen en un 80-85% de agua, que necesitan para llevar a cabo todos sus procesos vitales.
La necesitan para realizar la fotosíntesis, para desarrollar las células, para tomar los nutrientes del suelo en solución líquida, para la transpiración de las hojas, esencial para bajar la temperatura cuando hace calor, para mantener con vida todos los organismos del suelo que transforman y permiten que las plantas asimilen los nutrientes.
Si les falta agua a las plantas no pueden desarrollarse, se bloquean y si el agua no llega, mueren. Antes de llegar a este punto, las plantas sometidas a estrés por falta de agua lanzan señales que se pueden interpretar fácilmente, como su marchitamiento –una estrategia que las plantas usan para reducir la insolación exponiendo menos superficie a los rayos solares– o una aceleración en la producción de semillas, misión que realizar a cualquier coste antes de morir.
No existe una técnica perfecta de riego, también porque cada huerto es diferente. Son las plantas las que deben guiarnos si aprendes a observarlas.
He aquí diez reglas que recordar para regar de la mejor manera y evitar errores fatales.
1. Riega siempre por la noche o por la mañana temprano
Es necesario que las plantas tengan agua a disposición en las horas diurnas, cuando realizan la fotosíntesis. Por ello, es necesario que el agua esté a su disposición cuando sale el sol. Se puede regar por la mañana pronto, pero también al anochecer o la noche anterior.
2. Evita los cambios térmicos
Si se riega en las horas más frescas se evitan los cambios térmicos debidos a la diferencia de temperatura entre el agua y los tejidos vegetales. Para evitar este problema, se puede hacer pasar el agua fría, proveniente por ejemplo de un pozo, a una cisterna donde pueda calentarse y llegar a la temperatura ambiente. Por supuesto, el agua tampoco debe estar demasiado caliente: si se usa en plantas, podemos cocerlas.
3. Usa agua sin cloro
La mejor agua para regar es la de lluvia.
Muy adecuada la de fuente y las aguas dulces como las de lago o de río. En cambio, el agua que sacamos de la tierra a través de los pozos es un agua aún inmadura, esto es, no ha realizado todo el ciclo natural y no debería utilizarse. Pero esta última, donde está disponible, es una de las más usadas en el huerto. El agua que menos se aconseja es la que provienen de la red ya que está tratada con cloro para evitar contaminaciones. El cloro no es conveniente para las plantas, y menos aún para los microorganismos que viven en el suelo. También en este caso se puede usar una cisterna de tránsito para evaporar el cloro antes de utilizarla.
Cuando riegues moja la tierra y no la planta
El riego por aspersión es el más parecido al estado natural; sin embargo, mojar las partes verdes de la planta puede generar problemas, el primero el desarrollo de enfermedades fúngicas.
Por ello, si se riega por aspersión, es mejor evitar las horas nocturnas, ya que, con la humedad a disposición durante tantas horas, los hongos lo tendrán muy fácil. Mojar las hojas en las horas de calor las podría exponer a quemaduras, debido al efecto lupa que hace una gota de agua posada en una hoja. Si llega el agua solo al suelo, las raíces pueden realizar su trabajo sin los problemas que hemos mencionado. En general un terreno completamente mojado, como cuando llueve, es más vital.
4. Es mejor no excederse con la cantidad y reducir los desperdicios
El agua es un bien valioso y no debe desperdiciarse.
Además, regar más de lo necesario no es conveniente: demasiada agua obstruye los poros de la tierra y no deja que respiren las raíces, y el oxígeno es esencial para la actividad y la supervivencia de la planta. La utilización de equipos por gota para el riego es un método muy eficaz para reducir los desperdicios. Permite que el agua llegue donde es necesario y la distribuye gradualmente, de manera que las plantas tienen tiempo de asimilarla antes de que desaparezca. Pero también usando mangueras de riego se pueden llevar a cabo estrategias para no usar más agua de la necesaria. La utilización de pistolas modulables según las necesidades, como la de FITT Force, permite que el agua llegue donde se necesita sin desperdiciarla. Además, si se evitan flujos demasiado violentos la tierra no se compacta tanto y no se forma una costra en la superficie.
Además, regar más de lo necesario no es conveniente: demasiada agua obstruye los poros de la tierra y no deja que respiren las raíces, y el oxígeno es esencial para la actividad y la supervivencia de la planta. La utilización de equipos por gota para el riego es un método muy eficaz para reducir los desperdicios. Permite que el agua llegue donde es necesario y la distribuye gradualmente, de manera que las plantas tienen tiempo de asimilarla antes de que desaparezca. Pero también usando mangueras de riego se pueden llevar a cabo estrategias para no usar más agua de la necesaria. La utilización de pistolas modulables según las necesidades, como la de FITT Force, permite que el agua llegue donde se necesita sin desperdiciarla. Además, si se evitan flujos demasiado violentos la tierra no se compacta tanto y no se forma una costra en la superficie.
5. Presta atención a la calidad del agua
Es importante conocer las características del agua con la que regamos, analizándola para medir la presencia de sustancias contaminantes. Sin embargo, la utilización desmesurada y sin sentido de pesticidas, abonos químicos y herbicidas y otros productos parecidos está contaminando cada vez más las aguas superficiales y de profundidad. Por lo tanto, aunque no se quiera, al regar se puede contaminar la tierra. Al menos se evitan los venenos que se puede controlar eligiendo materiales adecuados para los equipos de riego.
6. Elije la manguera de riego adecuada
Las mangueras para riego deben seleccionarse con mucha atención para evitar las que liberan sustancias nocivas, como ftalatos y plomo. FITT Force, la manguera de jardín para uso intensivo, resistente y compacta, dotada de racores y pistola multichorro o lanza de chorro continuo es adecuada tanto para regar grandes jardines y huertos como para una utilización diaria y doméstica. FITT Force no contiene PVC, plomo, ftalatos u otros productos químicos nocivos.
7. Entérate de lo que necesitan las plantas
Cada especie tiene necesidades diferentes. Además, las plantas necesitan más o menos agua según la fase de desarrollo en que se encuentran. Finalmente, el control de la cantidad de agua puede incidir también en la calidad del producto que estamos cultivando. Aquí los conocimientos que se pueden adquirir son potencialmente infinitos y esto hace que la actividad de la persona que cuida el huerto sea muy estimulante.
En general las hortalizas pequeñas necesitan más agua ya que tienen menos raíces para buscarla, mientras que al final del ciclo es mejor dar menos agua para obtener un mayor índice de azúcar o un mejor sabor del fruto que se recogerá. Buscando entre los custodios de semillas se pueden encontrar plantas seleccionadas para ser especialmente resistentes a la sequía.
8. Ten en cuenta el tiempo que hará y el terreno
Es importante recordar que, si llueve lo bastante, no es necesario regar.
Es necesario prestar atención también al viento, que hace que se seque la tierra con más rapidez. Cuando hace mucho calor, las plantas necesitan más agua para seguir creciendo. Como nosotros, necesitan «sudar» para bajar la temperatura de los tejidos expuestos al sol, por ello necesitan más agua cuando hace más calor.
Para decidir cómo intervenir es útil acostumbrarse a observar la tierra, excavando unos centímetros en profundidad para ver si la tierra está húmeda o no. Puede soportar un terreno seco durante 5 o 6 centímetros de la superficie, pero más abajo la humedad es necesaria para que la planta sobreviva. Cada tipo de terreno reaccionará de manera diferente ante el riego. Los suelos arcillosos retienen durante más tiempo el agua y la expanden en sentido horizontal, en cambio, los arenosos, al drenar bien, hacen que el agua baje más rápidamente hacia abajo. Es necesario tenerlo en cuenta en la distribución.
9. Reduce la evaporación
Para reducir la evaporación se puede usar el mantillo, una cobertura natural o artificial de la tierra que se pone a fin de proteger el suelo de los cambios térmicos.
El mantillo ofrece muchas otras ventajas; se recomienda favorecer los mantillos naturales, procedentes de km 0. Los mantillos naturales (por ejemplo, paja, heno, hojas) ofrecen también al ventaja de reintegrar la materia orgánica y retener y dejar que penetre mejor en el suelo el agua de lluvia.
10. Ayuda a las plantas a desenvolverse ellas solas
Conseguir que las plantas tengan una cantidad de agua suficiente es más fácil cuando sus raíces están bien desarrolladas.
Podemos ayudar de muchas maneras a soportar los estrés por agua.
Debe prestarse atención desde la elaboración del suelo, teniendo cuidado de no crear una capa aislante de terreno compacto de unos 30 cm de profundidad que impide que las raíces bajen hacia abajo y que podría favorecer también el estancamiento de agua en contacto con las raíces. Una tierra blanda y rica en humus no solo favorecerá el desarrollo de las raíces, sino que también podrá retener más humedad durante más tiempo. Muchas plantas son capaces de crear con sus raíces asociaciones simbióticas con hongos que las ayudan a llegar a distancia fuentes de agua y de nutrientes a cambio de los azúcares creados con la fotosíntesis. Estas uniones subterráneas se llaman micorrizas, del griego mykos, hongo, y rhiza, raíz. En los terrenos no trabajados por el hombre, estas colaboraciones son comunes; es más difícil que las hortalizas destinadas a vivir en un terreno durante pocos meses las puedan crear, pero se puede enriquecer en el momento de la siembra o el trasplante el suelo de nuestros huertos con esporas de hongos con las que las plantas podrán crear proficuas simbiosis.